miércoles, 3 de julio de 2019

Autorretrato


El caparazón


Pertenezco al signo del cangrejo porque nací en julio y además porque me gusta mi caparazón, me permite distanciarme de los extraños y de quienes quieren indagar y descubrir mi yo. Disfruto de mi soledad, aunque a veces me gusta reír a carcajadas y conversar mucho. Este asunto de la coraza es tan extraño porque… quién creería que es así si de niña te obligaban a declamar, a recitar en voz alta poemas patrióticos tipo Carta a Junín? Una fiesta patria fue el pretexto para que mi profesora de sexto grado llamara a mamá para contarle que me había escogido por mi tono de voz y fuerza expositiva. ¿Quién lo diría?  Y así fue como ella me acompañó a la Plaza Victoria y allí ante la multitud escondida detrás de un poste se puso a rezar, sí a rezar, para que no olvidase ningún verso y empezara a decir de memoria aquello “del trueno horrendo que en fragor revienta y sordo retumbando se dilata por la inflamada esfera”. Desde entonces intento dejar el caparazón, el resto es historia, ahora sé por qué me gusta la literatura.



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